La llegada de Leonardo, un joven ingeniero que vino desde Buenos Aires, contratado por la fábrica de taninos, rompe la monotonía de Ana.

Ambos se conocen “casualmente” y quedan “flechados” en una suerte de amor a primera vista. Es una conexión que va más allá de las palabras y del deseo físico. Se trata de algo más profundo e intangible…

Inician una relación amorosa que se profundiza y están felices juntos.

Pero, de repente, comienzan a experimentar extraños sueños, visiones, dolores corporales, insomnio, asfixia y fragmentos de recuerdos que no les pertenecen.

Ana se ve a sí misma como Adriana, una mujer que vivió en Brasil durante los años 80. Y Leonardo se ve como Luiz, la pareja de Adriana.

Lo que Ana y Leonardo no saben, por el momento, es que Adriana asesinó a Luiz, y que las almas de esta pareja muerta están interfiriendo en sus vidas cotidianas y poniendo en crisis su relación amorosa. Las visiones, cada vez más vívidas y perturbadoras, transforman la vida de Ana y Leonardo en un verdadero calvario.

La situación pone en riesgo no sólo la salud física y mental de ambos, sino también sus actividades laborales. Los síntomas que sufren los afectan en todos los planos.

Leonardo, además, comienza a descubrir que se le despiertan oscuros impulsos de dañar físicamente a Ana, e incluso siente deseos de matarla… Mientras intentan convencerse de que se trata de algo pasajero, producto de sus mentes, Ana se obsesiona con descifrar los sueños y desentrañar el enigma que los atormenta.

Cuando Leonardo, dejándose llevar por esos impulsos, agrede a Ana, ella, muy asustada, se aleja de él. La pareja se distancia.

Ambos se aman y quieren continuar su relación, pero no pueden porque algo inexplicable y peligroso les ocurre cuando están juntos. Reflexionan sobre las posibles causas, pero no encuentran explicación.

Hasta que la llegada de Nikaya, una vidente brasileña de edad avanzada, cambia el rumbo de la historia. Consigue hablar con Ana y le muestra pruebas irrefutables de su vida pasada.

Entonces, le confirma las visiones que ambos tenían en relación con el asesinato ocurrido en Brasil en los años 80, en el que Adriana, la joven que aparece en sus sueños, asesinó a su novio Luiz.

De pronto, los sueños y dolores encuentran sentido en el relato de Nikaya, y Ana descubre que su alma y la de Leonardo están atrapadas en un ciclo de reencarnaciones, condenadas a repetir la misma tragedia una y otra vez.

Sin embargo, la vidente Nikaya les ofrece una esperanza: un “viaje por el alma”, un ritual que les permitiría romper el ciclo y liberarse de su destino para encontrar la paz.

Pero hay una dificultad: este “viaje por el alma” deben hacerlo juntos. Y, de momento, están separados, ya que, si se juntan, Leonardo podría llegar a asesinar a Ana…

Finalmente, Nikaya logra convencerlos de que hagan el ritual, ya que es el único modo de liberarlos de los tormentos de sus vidas pasadas y para que puedan volver a estar juntos y continuar con su historia de amor.

La misión de Ana y Leonardo es romper el círculo de asesinatos y reencarnaciones, del cual son el último eslabón. El destino trágico quiere que Leonardo termine matando a Ana para vengar el crimen que Adriana cometió con Luiz, continuando así con una larga tradición de muerte y venganza. Dichos crímenes forman parte de un mismo círculo eterno que aún no ha podido romperse.

Ana y Leonardo quieren evitarlo, romper este círculo maldito y liberarse.

En el corazón del “Impenetrable”, rodeados por la espesura de la selva y el eco de sus propios miedos, se enfrentan a un ritual que los lleva al límite…

Nikaya, con sus técnicas de sugestión, los hace entrar en un estado de conciencia alterada en el que ambos presencian aterradoras visiones de crímenes perpetrados por parejas reencarnadas a lo largo de los siglos, hasta llegar a la trágica pareja de Adriana y Luiz, en los años 80, donde observan cómo Adriana se suicida ahorcándose, luego de matar a Luiz.

Nikaya, en su trance, se enfrenta a las vidas pasadas de Ana y Leonardo para que sus almas puedan dialogar con ellas y alcanzar la liberación en ese “otro plano” de conciencia. Pero fuerzas ocultas bloquean el camino. El esfuerzo deja a Nikaya al borde de la muerte y la conexión se rompe. Aunque logra sobrevivir, no consigue cumplir su misión, y Ana y Leonardo siguen atrapados.

La única salida es separarse. Si permanecen juntos, repetirán el círculo fatal de muertes hasta que los impulsos de Leonardo lo lleven a destruir a Ana.

Con dolor, deciden alejarse, conscientes de que su amor no podrá vivirse en esta vida.

Pero les queda la esperanza de que, al haber evitado que Leonardo mate a Ana, cortaron tal vez con el ciclo de venganzas ancestrales que podría afectar a las almas futuras .